domingo, 23 de febrero de 2014

Vivir es probar infinitas veces II...

... contigo


Ilustración: El cielo por el tejado

Te acuestas en tu nido de sueños sin descifrar. Tienes plumas que te hacen reir, en sueños. Y yo callando pruebo a volar tu vuelo.

"Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso".
A. Goytisolo


Yo sé que probar día a día contigo, es hacerlo infinitas veces…
Que probar a vivir contigo infinitas veces se duplica por dos. Se me muestra al cuadrado. Se me eriza la piel al pensarlo. Que puede ser el infinito ahora, y las veces que queramos.

Yo sé que vivir contigo será probar a volar. Y en ese soñar probaré a vivir aunque sea sólo una vez, da igual,
porqué merecerá la pena,
y será un regalo para disfrutarlo durante todo el trance del sueño…

Probaré una, o trescientas. Jamás echaré las cuentas para llegar al infinito que tú y yo necesitamos. Que estará infinitamente cerca. Que será tremendamente cotidiano.

Vivir contigo puede ser probar infinitas veces,
hasta que una de esas veces deje de anhelar tu amor por encima de lo que tú necesitas,
hasta que en una de ellas esté suficientemente segura de tirarme al vacío. Y apostar por la locura de quererte sin red y sin miedo a mi fracaso.

Ilustración: El cielo por el tejado


A tu lado puede ser probar infinitas veces
hasta que encuentre la manera de mirarte a los ojos y saber que soy sincera, auténtica. Hasta que encuentre la manera de sostenerte la mirada, y podamos sonreír sin que nada lo enturbie. Sin culpas. Sin barreras.

Vivir contigo es probar todas las veces que haga falta,
hasta que descubra que he encontrado la manera de ser feliz y contagiártelo. De pasear por mis necesidades y colmarlas previamente. Y después ir a buscarte con un helado en la mano, de chocolate y caramelo. Para celebrarlo. Para divertirnos. Para probar todas las maneras de disfrutar juntos. De disfrutar de ser dos que viven probando. Lamiendo el uno del otro.

Y entonces vivir será poder volar.
Vivir, será poder amar.

Probar a vivir sin el lastre del pasado. Despedir a la niña que hay en mi, que no me deja seguir probando, seguir viviendo lo que me queda por descubrir.
Probar a ser madre, despidiendo las heridas del pasado. Las cicatrices que rodean los entornos de mis ojos anestesiados. Que no me dejan verte como eres. Maravilloso. Único. Hermoso.

Ilustración: El cielo por el tejado

Vivir contigo es probar infinitas veces
a saber quererte,
a saborearte,
a vivir la vida sin hacer otra cosa que mirar el arte que te corre por las venas, que te lleva por las calles como un caballo desbocado.

Porque vivir contigo es probar las veces que haga falta,
porque lo que hace realmente falta es aprender a vivir probando, como los niños prueban a perder, sin mirar qué pierden, ni cuanto. Simplemente dejan las cosas volar. Las liberan de ataduras y esto les deja volar. Por eso son pájaros livianos y libres, porque dejan libertad.

(...)
Olvidar los números para no contar, y probar y probar…
hasta que sepa que estoy lista para vivir así… libre, amando.
Y que no me importará naufragar, porque tendré infinitas formas de volverlo a intentar.


Felices sueños a todas…

lista para probar de nuevo…


Se puede probar a vivir con toda esta belleza acompañándote:
Música para escuchar infinitas veces: Palabras para Julia”, el poema de Goytisolo hecho música, en este caso una versión por Antonio Ranky y Bebe. Una canción para nosotras y para nuestros hij@s.



Un poema para soñar con llegar a volar: “Vuelo” de Miguel Hernández

(…)
Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor, abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.
(…)


Ilustración destacada: El cielo por el tejado
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jueves, 20 de febrero de 2014

Había una vez un acuario y un pez…



(Historias mínimas)

Había una vez una mujer con un bebé de cinco meses en brazos. Había una vez una mamá con un tesoro escondido tan al fondo del maletero que rara vez lo podía encontrar. Había una vez una necesidad tan grande que creció y creció y ocupó todos los cajones del dormitorio. Había una vez una sombra tan poco transitada que solía vagar sola por los pasillos escuchando el llanto del bebé. Había una vez tantos botones que abrochar que no se daba a basto más que para salir desnudo. Y poblar la calle de piel. Y forrar los parques de vello para que estén mullidos.

Había una vez una mujer que nunca supo porqué se llamaba así. Por qué tejía en silencio mientras susurraba "lo siento", por qué escarbaba en la memoria de los peces del acuario una respuesta que le dejase dormir.
Porqué, porqué.
Por qué tendrá que ser así.

Ilustración: El cielo por el tejado


Había una vez un bebé sin piel. Había una vez un bebé con cinco meses que bebía la esperanza de flotar en un líquido de besos. Había una vez un bebé que tomaba la conciencia de su madre y la mezclaba con especias de Turquía. Y removía y removía. Y volvía a remover, como un líquido exótico que nunca más volvería a ver.

Había una vez un bebé que ya no era un pez. Era un verbo pronunciado con acento, una sílaba silbante que susurraba a la madre: "Vuélvete aquí otra vez, vuélvete aquí otra vez... Mamá, vuélvete aquí a navegar del revés".


Y había una vez...
  



Para nadar en lo mínimo:

Una película: "Historias mínimas" de Carlos Sorín. A veces son pequeñas historias...

El puerperio es una historia de amor, para navegarla de cerca...


 Edith Piaf  "L´Hymne a L´amour"...
 ...¿tu crees en los que se aman?

sábado, 15 de febrero de 2014

Una ciudad de Patchwork

Son las 22,30h. La noche está fría, a mi pajarillo dormido le recojo sus pies debajo de las mantas. No vaya a coger frío que la noche está muy blanca…

Ilustración: El cielo por el tejado

Sospecho que el invierno viene frío. Sopesé comprarme un abrigo, de lana y pelos que cosquillean la nariz. Pero... sólo me abrigaría a mi. Ni los bancos del parque, ni la cola del INEM, ni el perro de la señora Angelita, ni la parada del bus, ni la trenza de mi vecinita de enfrente podrían cobijarse allí.

Oh... Sospecho que hace mucho frío en todas partes. Debajo del barrio y encima del cielo, allá donde se ve todo con más acierto. Así que pensé que tendría que buscar algo que siendo largo fuese asequible, siendo alto fuese sencillo, siendo cálido tuviera huecos por dónde respirar.
Y no encontré nada. Nada más que muchas telas distintas que no sabía dónde colocar. No sabía dónde mezclar. No sabía por dónde clavar la aguja para empezar a coser. A hilar.

Y entonces, cuando supe que tenía mil pedazos que volaban por toda la ciudad, que tendría que recorrer largas distancias con mis pies diminutos, de la mano de un pequeño de tres años, agachándome en cada trozo de vida que recorría... entonces decidí dejarme arropar. Ya está, pensé, el frio llegará.



Y así fue cómo ella me encontró a mi, una colcha de Patchwork tejida para todas. Y me dejé unir, mezclar, asociar.
Coserme en esta almazuela de fragmentos de tela, que abriga las tardes en vela, las noches de piénsame dentro, los días en blanco con un bebé en brazos.
Era grande, suave, cálida, hecha con hechos, con pasos pequeños, con sonrisas tímidas y abrazos tiernos. Con olor a leche, a mochilas y a deseos. De vivir como un todo entero, cada una, en su pequeño cielo. Una manta de Patchwork que arropa pasos inciertos, alegrías y penas que tienen nombre, apellido y documento. Aliviando la carga, animando al camino, haciendo de la ciudad un lugar que sea eso, un lugar para el encuentro.

Un cálido crisol de vidas que nos de abrigo.
Donde no haga falta que cada palo aguante su vela. Sino que todas las velas se sostienen al calor de una colcha hecha de partes que se juntan. Que anuda, que socorre.

Viviana escucha  atenta. Encierra en todo lo que no dice varios años de traslados. De un país a otro, de una casa a otra. Pariendo a sus hijos en el tránsito, en la búsqueda de un lugar. Un lugar para hacer, para construir. Quizás no sueña un hogar. Quizás porque ya lo tiene, lo sabe hacer con el pan, con amor y una cuerda y una caja. Viviana sabe construir, tejer una red que nace de su útero y se extiende haciendo tejido, regalando a los demás, enganchando a la alegría de hacer juntas el camino.




Una manta que está hecha de besos que no se dan, porque madrugan.
Porque están cansados. Porque no han venido a cenar.
 
Anielka es madre porque así lo quiso. Sola. Anielka dice que siempre fue muy familiar. Allá dejó a su hermana que se quiere casar, y a su padre, ya viudo que le cuida un familiar. Quiere buscar un trabajo, pero necesita mejorar su idioma. Y homologar su título. Anielka ha encontrado el amor. Espera todo el día a que sea de noche, para encontrarse, para enredarse. Con ese amor que le procura sueños. Que le regala abrazos que llenan agujeros. Que duelen pero no tiene tiempo de verlos. Con su bebé creciendo, que empieza a hablar, que la quiere enamorar.


Un Patchwork tejido con cuidado, una a una, mujer a mujer.
En esta ciudad de los fragmentos.

De las partes que te envuelven para decir que el colectivo te arropa.
Que te puede dar calor si te unes a su urdimbre.


Maribel se separó. Su melena medio gris medio salvaje le cae sobre los hombros. Tiene la sonrisa de la libertad. La que exige esfuerzo y mirarse dentro sin perder de vista a los demás. A veces me cuenta que cuando la visita su hija prepara un té caliente y unas pastas de cariño, pero no quiere oír hablar de volver otra vez. Que no va a recorrer el mismo camino gastado, transitado, agotado. Y debe decírselo con cuidado, delicadamente para no romper el frágil cristal del corazón de los hijos, que está atado a los padres en un punto fijo. De soldadura de plomo.

Una almazuela hecha de olor a mandarina,
de palos guardados en la mochila,
de piedras que inundan los bolsillos.
De ganas de llegar al abrigo de otra historia.
Para hacerla juntas, viendo crecer a nuestr@s hij@s




Sospecho que el invierno viene frio.
Levantaré una esquina de la colcha de almazuela y meteré debajo tantas caricias que se quedaron por el camino, camino de los vientres de mujeres que acogen, camino del invierno.
Haré un hueco grande, que suspire si hace falta.
Haré un hueco gratis, para que nadie quede fuera.
Y lo forraré de piel de camello y de alpaca. Con olor a incienso de otras tierras.
Enamoradas, de la vida que generan.


Acalorada, con las mejillas coloradas, busco debajo de la manta.
Y veo unos pies que no son los míos.
Unas manos que aguantan el otro extremo.
Y alivian mi esfuerzo. Pieza a pieza formando un todo de piel y de versos.



Buenas noches a todas…
…desde mi tejado tejido con decenas de fragmentos…


Al calor de la lana tupida se puede encontrar un montón de rostros y experiencias para tejer juntas:

Para tejer navegando: webs para crear redes, en FEDALMA  encontraréis asociaciones de apoyo a la lactancia en cada ciudad, ofrecen grupos que son también espacios para compartir la crianza…
Y si pinchas aquí  hay unas cuantas redes de madres más…


Para disfrutar de lugares comunes, para sentirse como en casa:

La música: “Hechos de gente” de Pedro Guerra. Otras vidas, otra gente tan diferente entre sí, que animan al futuro, que forman un crisol.



La lectura: Obstare Es una editorial dedicada a la maternidad, puedes escoger entre un amplio abanico el libro que más te convenga.
El cine: “Luna de Avellaneda”  de Juan José Campanella, como tejer en colectivo, desde las vivencias de un barrio...



Ilustración destacada: El cielo por el tejado
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lunes, 10 de febrero de 2014

El rumbo del caos de las cosas


(Modernidad líquida I) 



Me molestan las cosas que hay entre tú y yo.
Me molestan, mi niño, me molesta el caos de las cosas.
Los regalos (porque no sé hacerlo, el quererte mejor), los objetos para cubrir los huecos. Las cosas para decir te quiero que son en el fondo "lo siento". Siento no estar siempre presente, siento no ser siempre yo, siento la falta de conexión.

Y lo sé porque siento que me pierdo algo.
Me molestan las cosas, me arañan los labios y no sé decirte sin dolor lo que tienes que oír. Que estoy aquí.
Sentir. Que estoy ahí.

En el caos de las cosas, que exceden, sobrepasan,
cómo aprender a querer si no encuentra el amor un hueco.
¿Dónde crecer y expandirse? como una levadura, como una masa sobre el mármol frío.

En el caos de las cosas se pierden palabras, y versos y besos. Se pierden las ganas de querer al otro.
Porque el saber no ocupa lugar. Pero las cosas si. Espacios enteros a reventar de caos, de desidia, de conformidad porque lo tienes todo y no tienes lo que necesitas.
Es el rumbo del caos de las cosas.
Que nos regala en el trajín de lazos de raso y cintas de color de rosa la ansiedad de no estar nunca contentos. De no saber qué cosa... qué cosa...
¿Me lo envuelve por favor?

"En  un mundo en el que las cosas deliberadamente inestables son la materia prima
para la construcción de identidades necesariamente inestables,

hay que estar en alerta constantes"
Zygmunt Bauman "Modernidad líquida"

En tantas cosas apretadas contra mi no cabe la luz. Para verte mejor.
No entra la mano. Para tocarte mejor.
No cuela el sonido. Para escucharte mejor.


Ilustración: "Monstruos devoracosas", de El cielo por el tejado


Dice Zigmund Bauman en su libro "Modernidad líquida" que tenemos relaciones consumistas. Y yo me pregunto, si consumimos parejas ¿también consumimos hijos? y amigos, y madres, y hermanos... Dice que sólo perseguimos relaciones con satisfacción mutua constante. Como un contrato de compraventa, dónde todo debe estar conforme, de pago y recibo. Ese es el rumbo dónde nos hemos metido, en el caos de las cosas que gira constante. Fluido, en movimiento.

"Cuando un presentimiento no crea razón, sólo infunde terror"
Luis Eduardo Aute, "Siento que te estoy perdiendo".

Cómo quedar limpios del código de barras que te ata a una identidad eternamente perseguida, por imposible, porque no es tuya. Porque nunca lo será. Porque así fue pensada. Como la moda. En un cuerpo que no es el tuyo, siempre fuera de ti. Siempre deseando más. Siempre lo ajeno, lo que no eres tú. Y disfrazar tu identidad de eso que ves y te lo quieres creer. Pero no eres tú, aunque lo quieras ser.

"La tendencia a representar la adicción a comprar (...) como un producto de la "conspiración comercial"
sólo dan cuenta de una parte de la verdad. La otra parte (...)
es una encarnizada lucha contra la aguda y angustiosa incertidumbre
y contra el embrutecedor sentimiento de inseguridad."

Zygmunt Bauman "Modernidad líquida"

Me molestan las cosas, mi niño, que hay entre tú y yo.
Y quiero pensar que en tu mundo, el que hay, el que habrá, tendrás que manejar el combate de no poseerte a ti mismo, sino de SER sin tener tanto. Para abrir tu envase, para no plastificarte. Para darte, para volarte alto. Porque podrás ser tú mismo, seguro, sin incertidumbres. Tomando el rumbo en la dirección que tú marques, junto con otros.

Este es el rumbo del caos de las cosas. Que sobrevuelan nuestros anhelos, nuestros deseos, nuestras pobrezas. 
Si somos líquidos, nuestros vasos están que rebosan. Y no cabe más

Me molestan tanto las cosas, que pierdo mi rumbo. Dentro del caos, de este líquido caos de las cosas.

Buenas noches a todas…
…navegando a contracorriente en el mar del caos de todas las cosas…


Para hacerte un hueco entre tantas cosas quizás te pueda servir...
Un libro:"Modernidad Líquida"   editado por Fondo de Cultura Económica de España, 2002 
...y su autor: Zygmunt Bauman

Una obra visual: de Andy Warhol, Campbell's Soup Cans

32 latas de sopas Campbell´s son exactamente las imágenes que necesitó Warhol para denunciar el consumismo imperante en los Estados Unidos de los años sesenta en una sola obra, quizás la más famosa de todas.
Imagen: Wikipedia.org



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viernes, 7 de febrero de 2014

Vivir es probar infinitas veces I (en colectivo)


Ilustración: El cielo por el tejado

Dice un muro blanco, que hay junto a una playa que vivir es probar infinitas veces.
Necesito escuchar lo que ese muro de esa playa me tiene que decir.

Vivir es probar infinitas veces… Logro escuchar desde lo alto, arriba de la playa vacía y oscura.
A media voz hago un recuento… Cuántas veces he probado en mi vida… No son muchas, tal vez siete o quince… o veintidós más que olvidé.

Porque probar es apostar. Y apostando nos dejamos la piel. Y hacer eso infinitas veces tiene sus riesgos. Y debemos olvidar la cuenta de las veces que lo hicimos… ¡para no perder la cordura!
A ver… probaré otra vez… Infinitas veces llena de arena del parque, de llamadas de teléfono, de quedar a deshoras en la asociación, de pagar las facturas, de mirar el reloj, de salir a la calle,  de manifestación, de sacar la basura, de besar tu rostro impasible, de beber contigo las ganas de reír jugando, de apuntar el médico, de detener tu reloj, de colar por la cerradura algo más que la llave que abre las ganas de que estés ahí…

Parece que esto si...Voy a volver a probar…

Vivir puede llegar a ser probar infinitas veces si soy capaz de darme y no pedir nada a cambio. Porque tendré suficiente con lo que soy, no necesitaré nada más. Ni capitalismo emocional, ni borrachera sentimental. Ni atracos a los bancos de cariño. Ni listas del ASNEF de melancólicos.




Naufragaré para poder probar… Y probaré otra vez. Y pondré toda mi ropa a secar sobre la roca de un grupo de mujeres que se apoyan y se unen. Que forman red para tejer. Para no juzgarse,  para ayudarse, para no rendirse, para alimentarse. Para poder probar a ser lo que quieran ser.

Probar infinitas veces a reinventarse. Para que nadie les diga quien deben ser. Ni la tele, ni la moda, ni el estado, ni el colegio, ni el trabajo, ni las leyes, ni su jefe, ni su marido, ni la vecina, ni dios, ni los de abajo, ni si quiera ellas mismas. Porque nadie DEBE ser. Hay que SER porque se QUIERE y porque se puede. Y si se puede es porque peleas que te dejen SER.

Y eso es vivir probando infinitas veces. Hasta reventar de amor. De seguridad y contención.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares

tendrás amor, tendrás amigos.
A. Goytisolo

Para poder probar infinitas veces hace falta llegar a vivir. De verdad. Sin plásticos, sin pintauñas. Hundir las manos en el barro, ducharse en la lluvia, mojarse en el charco, perder el día en el suelo del salón haciendo carreras de coches. Y comprobar que ninguno va más rápido que otro. Que todos tenemos la misma necesidad de probar. De probar a vivir un poco más.
Zozobraremos juntos. A ver si sabemos vivir. Sin derrochar. Lo que es de todos, el bienestar social.




Y volveremos a naufragar. Con el planeta a cuestas, aturdido. Sin señales de vida en el Amazonas. Pero con gente a bordo que puede salvar la vida. La de todos, la del planeta. Si se despierta, si reacciona, si se levanta, si coge el bote salvavidas y remolca las ganas de comerse el mundo.
Comprometida. Como una adolescente alocada se compromete con la vida. Como una asamblea del 15M después de las elecciones... Así probaremos a vivir después de hundirse el barco.
Probaremos infinitas veces… para vivir. Para vivir probando.

Para tener infinitas oportunidades de vivir.

Sin arrodillarse, suplicando, sin esconderse, necesitando, sin oraciones, atestiguando, sin idolatrar, devotamente, sin pasar de nada… Viviendo, equivocándonos…
Probando y comprobando que nos queda mucha piel para dejarnos… y celebrarlo…

Hay que olvidar los números para no contar, y probar y probar,
hasta que todos sepamos que estamos listos para vivir.

Y no nos importará naufragar, porque tenemos infinitas formas de volverlo a intentar.

"Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende

que yo aún estoy en el camino."
A. Goytisolo


Felices sueños a todas…
…sobrevolando este muro que dice: prueba de nuevo a vivir…


Ilustración: El cielo por el tejado



Alguna vez (de las pocas que he probado) me sirvió para vivir:

Para leer tres veces en la vida (de joven, de adulta y de anciana): “Crónicas marcianas” de Ray Bradbury. De cómo colonizar un planeta una y cien veces… habla de la guerra, de la violencia, el racismo, la intolerancia, el miedo al diferente, desde una sensibilidad muy poética en un libro de ciencia ficción que no lo parece…

Cine para ver cada vez que necesites resistir: Kamchatka”  de Marcelo Piñeyro. Una película de pérdidas, una tras otra, la libertad, la infancia, el padre... pero lo que no se pierde jamás es la oportunidad de resistir, de probar infinitas veces mientras tengas vida. Para verla online aquí.

Poesía para continuar infinitas veces en la vida: Palabras para Julia de Agustín Goytisolo.

La música de Madredeus y su letra:


Puerto refugio tranquilo
De un futuro mejor
Quizás perdido
En el temor presente
No tiene mucho sentido
no esperar lo mejor

Viene de la niebla saliendo
la promesa anterior
Cuando vi el mar a lo lejos
Allí quedé

Parado a mirar
Sí, canto un empeño
Canto a tu despertar
Y abrazando la nostalgia
Canto al tiempo por pasar
Cuando vi el mar a lo lejos
Allí quedé
Parado a mirar
Cuando vi el mar a lo lejos
Sin querer, me dejé allí quedar.



Ilustración destacada: El cielo por el tejado
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lunes, 3 de febrero de 2014

Y el arte se deja mecer...


Cuando pensé en ser madre nunca imaginé que podría ser un proyecto compatible con el arte, con la creatividad. Imaginaba lo que los anuncios y las películas, lo que el mundo de no-sentires te hace llegar por un agujero minúsculo hasta tu subconsciente: que la presencia de una criatura dependiente y frágil te impide la posibilidad de seguir desarrollándote como mujer, como ser entero, como creadora... "todo debe esperar", "es un paréntesis", "si te sigues desarrollando tú será a costa de no estar presente en su infancia"...

Todo esto nos rodea como mujeres cuando decidimos dar el paso hacia la maternidad. Porque se nos dibuja la idea de que son compartimentos divididos. Caminos de sentido contrario. Alojamientos fragmentados que no pueden convivir.

Es el precio a pagar. La condena a disfrutar del error de ser mujer. Casi, casi el pecado original.

Cuando me soñé a mi misma madre nunca imaginé que, de hecho, sería todo lo contrario…

Un cierzo helado del mes de febrero me trajo la noticia
“Esto es lo que buscabas, serás feliz, completa.
Crearás, pero debes danzar con los sentidos alerta y las manos en el vientre.
Escuchando, siempre escuchando…
El latido del caballo desbocado te traerá el arte hecho vida.”

Ilustración: El cielo por el tejado


Es verdad que hay que buscar otras formas de seguir con determinados caminos dentro del arte, pero también es verdad que de todas formas había que buscarlos… no hay otra solución para el arte hoy. Para que sane de su enfermedad de la distancia de los otros. De su mal endémico del dinero de por medio.

Es verdad que son caminos empedrados que hay que recorrer, pero es verdad también que éstos son más deliciosos, más enriquecedores y más cargados de belleza, poesía, humanidad y sensación de estar redonda, entera, terminada. Más madura.

Cómo un fruto en el edén, deseado y ofrecido. Así percibo yo el arte en la maternidad. La creatividad dispuesta para la crianza y al servicio de todos a través de unas manos que  se están modelando con los cuidados que dan a diario. Dar alimento, dar calor, dar cobijo, dar seguridad, es estar buscando constantemente soluciones. Eso es la creatividad, darle forma a lo que se antoja difícil, imposible o lejano. Y así día a día. Hora a hora. Minuto a minuto. Beso a beso. Dolor a dolor.


Decía Platón que no hay danza más hermosa que ver a una madre acunando a su hijo.

Cuando decidí ser madre no podía hacerme una idea clara de por dónde aterrizarían mis inquietudes, mis apasionamientos, mi creatividad... Y lo que me he encontrado es un espacio intermedio, basto, inabarcable. Como un limbo, o un Hades dónde todo puede ser. Hasta la muerte. Desde la vida.

En esta tierra de nadie podemos sentirnos libres. De mezclar lo que es del cielo con lo que es de tierra. De juntar, untar y hacer una pomada con las necesidades básicas de un recién nacido y nuestras necesidades más trascendentales.

Lo que he hallado es un lugar común, que se encuentra entre la piel rosada y la materia etérea de lo creativo. La combinación perfecta que se nutre mutuamente.

Ilustración: El cielo por el tejado
Yo no me he encontrado un punto y aparte, ni si quiera una coma en mi camino. Me encuentro leyéndome a mi misma en un texto creativo y arriesgado. Una obra entera, sin disciplinas, sin acotar en departamentos. No hay escultura sin barro de piel. Aquí no hay óleo que huela a pintura sino a leche y tierra abonada, profunda y perfumada. Dispuesto todo para el disfrute inmediato, para la reflexión reposada con el corazón pululante. Para profesar la política activa de reconocer lo que no queremos, lo que no permitimos, lo que vamos a batallar hasta no consentir que nos acorralen.

Creí que estaría entre cadenas, buscando un pedazo de baile al son de los tambores... y me encontré con la pieza completa de la libertad, esculpiendo en piel como una creadora más.

En el proceso de estar embarazada la razón para crear se extendió más allá de mi misma. La visión de un mundo en proceso de crecimiento, como hierba que aflora entre las aceras me llenó de confianza.
En los cuidados a un recién nacido, en la empatía necesaria para criar, mi creatividad se ha llenado de la necesidad de crear una piel que abrigue lo frágil, para que no pase frío. Es más cercana, más viva.
Porque el arte es un ser vivo que crece si se le alimenta de vida y realidad.

El arte no necesitó más de excusas. Ni yo se las volví a pedir.
Cuando fui madre integré dentro de un solo cuerpo dos corazones, y tracé una línea que camina en una sola dirección, imborrable: trabajar para crear más vida.
Trabajar para seguir creando.

…Buenas noches a tod@s
…de larga y cálida creación…


Para alimentar la voluntad de crear a veces puede servir...

 Cesaria Evora canta Sodade




Quién te mostrará
ese largo camino?
Quién te mostrara
ese largo camino?
Ese camino
para Santo Tomás (Sao Tomé)
Tristeza tristeza
Tristeza
Esa tierra de San Nicolás
Si tú me escribes
(yo) te escribiré
Si tú me olvidas
(yo) te olvidaré
hasta el día
que tú regreses.




Miriam Schapiro, artista visual feminista en los años 70





Todas las ilustraciones de: El cielo por el tejado





domingo, 2 de febrero de 2014

Manifiesto I (con notas al margen y páginas en blanco)


Ilustración: El cielo por el tejado

Con un beso ligero sobre sus rizos dormidos, me he despedido de él hasta mañana. Son las 22,40h. Los pinceles me esperan, la tinta en su bote encierra todo lo que me queda por decir. Pero sólo tendré tiempo de hacer algunos trazos, antes de dedicar toda la noche a volar. Y a imaginar...

"...Quien fuera tu trovador", escucho cantar a Silvio Rodriguez...

Imagina que tienes algo que decir y no tienes dónde. Imagina que todo lo que no has dicho te persigue y se instala alrededor de tu cuerpo. Como un anillo de Saturno, como un halo de la luna. Todo lo que quiero decir y no acabo me lo guardo en un bolsillo, y espero  a que llegue el día en que libere su contenido. Será como la caja de pandora, mágica y desbordada…

Definitivamente necesito un manifiesto. Me gustaría que fuese algo sencillo, pero no sé si podrá ser. Necesito un manifiesto que organice todo lo que se acumula en mi. Las ideas que me bullen saturan de color mi percepción de la realidad. Y hay que dar rienda suelta. Que no es cuestión de estar todo el tiempo a oscuras. Hay que dejar brotar. Los campos y las macetas de las terrazas en las grandes ciudades nos lo agradecerán. Pero sobretodo la salud del ideario colectivo. Eso que no sé si existe, pero que si no es así tendré que inaugurarlo, bautizarlo y botarlo. Dejar que flote un nuevo barco en los mares de locura.
 
Fotografía: El cielo por el tejado


Manifiesto tuvo Tristan Tzara, y los Dadá a través de él. Y no recuerdo que dijera nada más importante que lo poco que importaba su propio nombre: Dadá (que no se sabe de dónde sale). Lo que importaba era lo que hacían como Dadás... las tertulias en los cafés, las provocaciones. Hacer en sí. Aunque no hicieran arte, arte del que se esperaba sino del inesperado: desmontaban arte y sociedad colocando una tuerca sobre un lienzo. Y… ¡Fuego!


Obra gráfica Dadá
http://es.wikipedia.org






Manifiestos hubo muchos. Futuristas, expresionistas, y unos cuantos ismos más todos ellos empeñados en decir todo lo que pensaban, lo que eran…
Así que será una ardua tarea. Pero necesito un manifiesto para seguir haciendo. O para seguir diciendo. Para seguir dibujando el rostro que me acompaña cuando me acuesto.

“Preparo los motores, caliento una infusión.
Todo está en calma. Esta noche imaginaré hasta caer rendida…”

Decir algo que me represente en este mundo saturado de imágenes y de palabras. Dibujar un contenido que se salga del papel, que no esté establecido. Algo que organice la impresión de que todo a mi alrededor va en sentido contrario. Como un reloj desorientado.

Necesito un rincón de la taberna dónde anotar todo lo que no entiendo de este mundo de prisas y horarios. De tecnología punta. De teles y radios. De pantallas en el metro. De soledades empaquetadas en bolsas de papel cuché. De desdichas aireadas con aroma a pachulí. De noticias con olor a producto barato, precintadas con plástico. Importadas de china o de Japón, que sé yo. No entiendo a este mundo de adoración a los astros del subsuelo, de respeto y "no tocar" a dirigentes sin cerebro, de rincones sin barrer y alfombras que todo lo esconden menos la desdicha cotidiana del que no tiene para acabar el mes o por no tener no tiene ni sueldo ni componiendo.


“Mientras escribo termino la infusión templada, abrazada con mis manos.
Rodeada de papeles por la mesa que se amontonan para ser leídos.
¿Dónde estaban mis cuadernos? Anoté algo en ellos que ahora necesito…”


Yo declaro que no escribo, yo dibujo lo que veo con palabras entintadas. Soy constructora con cemento tipográfico de imágenes que circulan por mis dedos. Soy fotógrafa del vodevil de mi propio imaginario. Artesana de las letras que forman mi propio alfabeto (que no empieza por la a, sino por la palabra nacimiento).

Ilustración: El cielo por el tejado


Necesito declarar que me pueden las ganas de beberme la vida, aunque me emborrache perdida. Aunque me pierdan las ganas… que ya encontraré yo mi propia salida.

“Cindy Sherman, la fotógrafa, pensó tantas veces en su identidad que se disfrazó/transformó en sus imágenes mil y una vez. En éstas fue prostituta, pin-up, modelo de revista, dama decrépita de la alta sociedad… Y con todas estas búsquedas salió fortalecida.”
Cindy Sherman
Fotografía http://www.bbc.co.uk


Defenderé la postura de llenar la calle de arte, pero no del que cotiza en bolsa, ni el que se vende en el MOMA (museo de arte moderno de Nueva York que dice lo que es arte y cuanto cuesta, que lo mismo da…), si no del que se hace con la mano extendida y el cabello despeinado. O con media libreta y ganas de jugar un rato.

Reivindicaré mi derecho a vivir en un lugar embellecido. Dónde no haya despedidos del trabajo, si no bienvenidos a valerse por si mismos. Dónde el jardinero no firme 12 contratos al año, sino que con una palabra sepa que tiene toda la vida para cuidar de la rosa, del lirio y el madroño. Así los niños del barrio se aprenderán su nombre y le pedirán jugar con los montones de hojas todos los otoños…

Publicaré un manifiesto que deje claro que no me gusta el colegio, cualquier cosa que encierre o aísle no lo entiendo. Si lo que hay que aprender está en la calle y el campo, entre la gente y el mundo ¿porque verlo todo metidos dentro de un cuarto? entre cuatro paredes, sin poder salir más que un rato. Así los sentidos se atrofian y los libros cogen olor a amianto. Los libros y los niños necesitan el aire libre, para crecer, para regarse, para florecer en primavera. Ambos quieren encontrar quien los lea, quien los abra con cariño y los re-descubra con mano cierta.


Fotografía: El cielo por el tejado



Haré de la diferencia las pastas de mi libro, para a-cogerla, acariciarla, y tomarla de la mano si hace falta. Que no tenga colores para no ofender a nadie. Que no hable en idiomas oficiales, si no en lengua de trapo de niña de tres años…

En mi manifiesto ofreceré páginas en blanco para que otros escriban. Las dejaré tendidas junto a la ropa colgada, en el tendedero del patio de luces. Para que llegue claridad a los cuartos oscuros, donde no llega palabra.

Manifestaré a quien me escuche que soy la misma en mis mil caras, que no me quedo parada, que lucho y busco mi propio hacer. Que pienso y me re-pienso las veces que haga falta.


Felices sueños a todas…
…planeando en libertad…




Si te quieres reafirmar te puede apetecer dar una vuelta por aquí:
Para mirar: Cindy Sherman (de las mil caras) habla de la necesidad de nombrarse a si mismas. Yo soy quien digo quien soy yo.
Para devorar, un cómic/libro y película: “Persépolis” de Marjane Satrapi, Ed. Norma, años después llevaron al cine este genial cómic en una película animada del mismo nombre: Persépolis se puede ver íntegra online aquí. La vida de Marjane es su propio manifiesto, y es la vida además de su país, Irán.
Para escuchar: Quien fuera de Silvio Rodriguez.

Ilustración destacada: El cielo por el tejado
Fotografías e ilustración: El cielo por el tejado